Se protege Peña Nieto y pretende encubrir, por ejemplo, a Luis Videgaray, su cerebro operativo y quien fue secretario de Hacienda. Foto: Cuartoscuro

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Llamémosle miedo, aunque en el fondo, es pavor.

El Presidente de México busca amparo legal, a solamente días de que termine su mandato, ante una posible investigación en su contra por el caso Chihuahua, en el cual el entonces gobernador César Duarte avaló no solo la transferencia de dinero al PRI sino que, prácticamente, entregó un estado quebrado financieramente, según ha comprobado y denunciado Javier Corral.

Pero Peña – fiel a la costumbre del priismo más corrupto, impune y opaco: el mexiquense-, también pretende extender el manto protector a sus amigos y colaboradores. ¿Cómo así?

Porque resulta que la controversia constitucional que presentó la Presidencia de la República ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), radica en evitar que los funcionarios federales sean investigados y procesados. De esa dimensión es la impunidad que pretenden alcanzar. De esa dimensión es el miedo que tiene Peña Nieto de ir a prisión.

¿Por qué ese temor bien fundado de Peña de poder ser investigado y encarcelado?

Porque la Fiscalía de Chihuahua ha realizado un trabajo serio y limpio sobre los desvíos de fondos, vía la secretaría de Hacienda, en beneficio de gobernadores del país para financiar elecciones durante el gobierno de César Duarte. En la trama, aparece un operador clave en esta innegable red de corrupción: Alejandro Gutiérrez.

Aún más:

Con base en estas investigaciones, la Fiscalía chihuahuense podría lograr que se gire una orden de aprehensión contra el ya ex Presidente Enrique Peña Nieto, pues los delitos están más que sustentados con expedientes, facturas y declaraciones que comprueban este ilícito monumental.

Se protege Peña Nieto y pretende encubrir, por ejemplo, a Luis Videgaray, su cerebro operativo y quien fue secretario de Hacienda durante las transferencias ilegales a gobernadores. Y a todo aquel que resulte responsable tras estas investigaciones.

Por lo pronto, el PRI suspendió, el lunes pasado, sus derechos como militante a César Duarte y podría expulsarlo antes de que termine el gobierno peñista, para evitar así cualquier liga con EPN y un lastre a futuro.

Por algo.

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El Gobernador Corral podría romper un record dentro de la enciclopedia de la impunidad mexicana: hasta el momento, basados en las investigaciones realizadas por el gobierno local, ministerios públicos de Chihuahua han presentado alrededor de…¡16 órdenes de aprehensión en contra de César Duarte!

Mientras gobierne Peña Nieto, no pasará absolutamente nada con Duarte.

Pero el gobierno y el tiempo se le acaban a Peña.

Corral adelantó ya que el próximo uno de diciembre, 5 nuevas órdenes de aprehensión serán presentadas ante la Fiscalía General, cuando ya el peñismo sea historia y quede inscrito como el gobierno más corrupto de la historia moderna del país.

“Sabemos que mientras esté Peña Nieto en el poder, no va a suceder nada, tiene detenidas las órdenes de aprehensión de mayor cuantía”, asegura Javier Corral. Y tiene razón: el gobierno saliente le ha permitido a Duarte actuar con abierta impunidad. Tanta, que hasta se presentó físicamente, orondo y sin que nadie le molestara, a declarar ante la Fepade cuanto ya pesaban sobre él varias órdenes de aprehensión.

El miedo en Los Pinos se aceleró justo cuando el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, con Javier Corral a su derecha, adelantó que en cuanto tome posesión solicitará al gobierno de Estados Unidos la extradición de César Duarte.

Malas noticias para Duarte, Peña, Videgaray y compañía.

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El miedo de Peña Nieto de ir a prisión, es real.

En reuniones privadas, y a pesar de que la larga y sinuosa transición hacia el nuevo gobierno ha sido aparentemente tersa, comentan que ya sentado en la silla del poder, AMLO podría cambiar de opinión, dejar fluir las órdenes de aprehensión, que Duarte sea extraditado de EU, y colocar a la deriva a Peña Nieto y compañía, que bien podrían pasar días muy amargos ya sin el poder en las manos.

Peña se sabe repudiado por la mayoría de los mexicanos. Y sabe también que podría experimentar el efecto Salinas: ser abucheado y corrido de cualquier lugar público al cual se presente solo o con su familia. La familia Peña es y será aborrecida públicamente.

Sin embargo, Peña Nieto se ha mentalizado para ese rechazo generalizado.

Pero a lo que de plano le tiene pavor, es a ser investigado e ir a la cárcel.

Allí está Casa Blanca y los conflictos de interés.

Allí está Odebrecht y la corrupción.

Allí están las fortunas entregadas a su campaña electoral.

Allí están los contratos sin licitación.

Allí están Grupo HIGA y OHL y los contratos indebidos.

Allí está la Estafa Maestra.

Y allí está el miedo de Peña Nieto de ir a prisión.

TW @_martinmoreno

FB / Martin Moreno