Una familia huye de los combates entre los talibanes y las fuerzas gubernamentales en la provincia afgana de Helmand, este miércoles.WATAN YAR / EFE

Responsables locales han admitido este miércoles que los talibanes han tomado un distrito de la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán. De consolidar sus posiciones, sería el primero que conquistan desde el 1 de mayo, cuando Estados Unidos y la OTAN iniciaron la retirada formal de sus tropas. Los insurgentes están tratando de capitalizar el efecto psicológico de ese paso con una ofensiva simultánea en distintas provincias afganas. Por ahora, las fuerzas de seguridad han repelido la mayoría de los ataques, aunque existen dudas sobre su capacidad a largo plazo sin la ayuda de los soldados extranjeros.

El portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, anunció en Twitter que sus combatientes habían capturado la sede administrativa de Barka, el cuartel de la policía y varios puestos de control durante la noche del martes. Un portavoz de la policía provincial, Jawid Basharat, citado por la cadena ToloTV, confirmó los enfrentamientos, pero aseguró que “las fuerzas de seguridad han hecho una retirada táctica y preparan un contraataque”.

Además de esa remota comarca del noreste de Baghlan, los talibanes llevan dos días intentando hacerse con Baghlan-e-Markazi, más próxima a la capital provincial, Puli Khumri. Desde el pasado fin de semana, la milicia ha lanzado operaciones similares en otras siete provincias afganas, incluidas Ghazni (en el sureste) y Kandahar y Helmand (en el sur). Algunos observadores hablan de una “gran ofensiva”, en especial tras el intento, el lunes, de romper las defensas de Lashkar Gah, la capital de Helmand, a partir de varios frentes. De la intensidad de esos combates se ha hecho eco Médicos Sin Fronteras, cuyo hospital en esa ciudad ha atendido a 53 heridos de bala y metralla desde el martes.

No está claro si se trata de una ofensiva coordinada. Los insurgentes, que a pesar del acuerdo firmado con Estados Unidos el año pasado han seguido atacando a las fuerzas de seguridad afganas, aprovechan cada primavera el deshielo en las montañas del norte del país y el final de la primera cosecha en el sur para tratar de avanzar sus posiciones. Este año la coincidencia con el inicio de la retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN hace temer que vayan un paso más allá. Conquistar una capital provincial les daría sin duda un triunfo propagandístico de primera magnitud.

“Los combates se han intensificado en los últimos días en Helmand, Ghazni, Kandahar, Farah y anoche en Baghlan”, admite Ali Yawar Adili del centro de investigación y análisis político Afghan Analysts Network (AAN) en conversación telefónica desde Kabul. No obstante, este analista recuerda que tanto Lashkar Gah como la propia Kandahar ya fueron objeto de un gran ataque el pasado otoño que requirió el apoyo aéreo norteamericano. “Es algo periódico”, apunta. La duda es qué pasará en el momento en que esa ayuda ya no esté disponible. “De momento, las fuerzas de seguridad afganas han conseguido frenarles”, subraya sin ocultar que le preocupa que estas logren mantener su cohesión frente la milicia.

Aunque Estados Unidos no se ha retirado para el 1 de mayo como la Administración Trump pactó con los talibanes, ese día empezó el repliegue de sus 2.500 soldados (y el de los 7.000 de la OTAN). El objetivo fijado por el presidente Joe Biden es que todas sus tropas estén fuera para el 11 de septiembre, 20º aniversario de los atentados de Al Qaeda contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Pero, según ToloTV, Washington y los insurgentes están negociando la posibilidad de que la salida se complete para principios de julio.

En un artículo publicado esta semana en la revista estadounidense Foreign Affairs, el presidente afgano, Ashraf Ghani, escribe que el Gobierno y las fuerzas de seguridad están “totalmente preparados para defender a [la] población tras la salida de las tropas norteamericanas”. Ghani dice que la decisión de Estados Unidos ha obligado a los talibanes a elegir si “quieren ser interlocutores [políticos] creíbles” o si “fomentarán más caos y violencia”. Pocos afganos dudan de que van a intentar ganar territorio. En lo que hay alguna discrepancia es en si lograrán hacerse con el poder por la vía militar.