Carlos Reinoso, el único campéon crema como jugador y entrenador. Fotos: Mexsport

CIUDAD DE MÉXICO.- Los récords vienen acompañados de recuerdos. Para Carlos Reinoso, el que impuso en 1982 al ganar siete veces consecutivas como local siendo entrenador del América, es motivo de orgullo, así que no le duele que este América modernizado de Santiago Solari lo supere.

Sólo tiene un reparo: “Me gustaría que este América jugara mejor”, dice con ímpetu; “que rompa el récord, pero jugando como lo demanda la historia, como aquellos equipos de José Antonio Roca, Raúl Cárdenas o el mío, incluso el de Miguel Herrera llegó a jugar bien”.

Es decir, en la memoria de Reinoso se confunden tiempos, momentos y jugadas que no cuantifican sus logros: “Hay cosas que uno no retiene, pero no me entristece que rompa el récord, al contrario, para eso están las marcas en el futbol y ésas no importan, al menos en el América, en el que lo absoluto es el título”.

De eso sabe bien Carlos Reinoso, autor intelectual de ese equipo histórico del América de la temporada 1982-83 que, sin embargo, y a pesar de también conseguir un récord de puntos (67), no fue campeón. Se quedó en semifinales al perder ante las Chivas.

Dejé récords, Solari legará otros, pero lo único que vale y que importa es el campeonato de liga, ahí no hay vuelta”.

Fue hasta el año siguiente que Reinoso pudo completar su obra, pero si de algo tiró el entrenador fue de la genética americanista.

Éramos jóvenes todos. Yo tenía 37 años, acababa de retirarme, me sentía más jugador que técnico y a ellos los conocía desde casi niños. Seguimos los preceptos de Panchito Hernández y algo bonito que tuvo ese equipo es que el 90 por ciento de jugadores habían sido forjados en el América… ahora es algo diferente”.

De esas jugadas que quedaron de aquel América recuerda varias, pero sobre todo una táctica.

Durante los juegos sacaba como medio minuto del campo a Javier Aguirre y le daba indicaciones, aunque jugáramos con 10 lo ponía a un lado mío en la banca y entonces él transmitía lo que requeríamos después. Fue una gran temporada en la que siendo medio centro, Aguirre hizo muchos goles, desde ahí daba señales de ser un estratega en la cancha”.

De Solari tiene una percepción lejana, aunque cálida. Lo mira como un buen líder que sabe aglutinar a su equipo y es dueño de una teoría ganadora.

Es un muchacho inteligente que sin duda lo primero que hizo fue convencer a los jugadores de que haciendo un esfuerzo individual se pueden lograr las cosas. Después, eso de su juventud es un mito. Cuando yo hice ese América del récord tenía 37 años. La edad no importa en el banquillo”.