De acuerdo a The Mirror, Sean, de 45 años, fue nombrado director de ocho empresas vinculadas a la familia y The Beatles, incluida la multimedia Apple Corps, que el año pasado reportó activos por 36 millones de libras esterlinas (47 millones de dólares).

Además, Sean se unió al consejo de Lensolo, que administra los derechos musicales de algunos trabajos en solitario de John, y se hará cargo de Maclen, que publica el trabajo de John en Estados Unidos y de Subafilms, una compañía de películas musicales. Así lo informó el Daily Mail.

En los últimos años, Yoko se volvió más solitaria y llegó a decir que sufría una enfermedad. Incluso, en una de sus últimas apariciones públicas en 2017 dijo: “He aprendido mucho de tener esta enfermedad”. Sin embargo, no detalló de qué se trataba.

La mujer aún vive en el mismo edificio Dakota de nueve habitaciones en Nueva York donde John fue asesinado en la entrada en 1980. Según se cree, recibe cuidados las 24 horas.

Además de Sean, John tenía un hijo con su primera esposa, Cynthia. Fruto de ese matrimonio nació Julian. Sin embargo, el cantante había contado en varias ocasiones que ese niño no había sido “buscado”, mientras que Sean era un “niño planeado, y ahí radica la diferencia”.

Incluso, John creó un fideicomiso para que Julian recibiera 100.000 libras esterlinas (131.000 dólares) cuando cumpliera 21 años, pero tenía que dividirlo en partes iguales con cualquiera de los otros hijos futuros. Además, Julian, que tiene 57 años, fue excluido del testamento del músico. Los principales beneficiarios de los 200 millones de dólares reportados en el momento de su muerte fueron Yoko y Sean.

En 1996, Julian inició un juicio y, tras una larga batalla judicial, llegó a un acuerdo con Yoko por 25 millones de dólares, aunque nunca se confirmó la cifra.