La primera dama, Melania Trump, y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tras el discurso en la Convención Nacional Republicana, este martes, en la Casa Blanca.(FOTO: REUTERS

La Casa Blanca y Donald Trump han sido los protagonistas en la segunda noche de la Convención Republicana. La cita estuvo marcada por las apariciones del presidente de Estados Unidos desde la residencia en la Avenida Pensilvania: entregando el perdón a un exconvicto o celebrando la ceremonia de naturalización de cinco extranjeros.

El mensaje de que Trump ha gobernado con éxito y ecuanimidad –evitando todos los incidentes cuestionables– ha sido el sello de casi todos los discursos de la noche. El escenario recurrente dejó de ser un podio en un auditorio vacío para, incluso, dejar ver a un nutrido grupo de seguidores y colaboradores del presidente en el Jardín de las Rosas escuchando la intervención de la primera dama, Melania Trump.

La esposa del presidente de EE UU ha dado un discurso en el que de entrada ha reconocido que los estadounidenses se han enfrentado duramente a la pandemia del coronavirus. “Sé que mucha gente está ansiosa y se siente indefensa. Quiero que sepan que no están solos”, dijo. El breve y empático gesto de la primera dama ha sido uno de los pocos que se ha escuchado durante la Convención Republicana, cuando los muertos por la enfermedad ya alcanza los 178.000 muertos y acumula más de 5,7 millones de casos. Melania Trump ha evitado atacar a los demócratas y ha descrito a su marido como “un político inusual que demanda acciones”.

En eso también ha coincidido con el secretario de Estado, Mike Pompeo, que contra todos los pronósticos y objeciones ha enviado un discurso grabado desde Jerusalén, donde se encuentra de gira. Una regla no escrita es que el encargado de la cartera de Exteriores no se posiciona políticamente para evitar afectar su trabajo internacional. Pompeo, sin embargo, aprovechó la ocasión para destacar las políticas de Trump en contra de China y también la disolución de los que llamó “un desastroso acuerdo nuclear con Irán”. También destacó el papel de Estados Unidos en la OTAN y que Trump se ha asegurado de conseguir la paz en Oriente Próximo con el histórico acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos. “Un acuerdo del que nuestros nietos leerán en los libros de historia”, dijo.

En la Cámara de Representantes algunos legisladores han protestado por la participación de Pompeo en la convención. El congresista demócrata Joaquín Castro, líder del comité de Asuntos Exteriores, ha asegurado que el discurso del secretario de Estado es “altamente inusual, sin precedentes y probablemente ilegal”. El Departamento de Estado ha asegurado a Reuters que para el mensaje de Pompeo no se utilizaron recursos públicos y realizó en el tiempo de descanso del secretario.

El enaltecimiento a la figura de Trump como presidente ha pasado por la economía, la política exterior, el debate racial e incluso la inmigración. En un montaje inusual para la convención de cualquiera de los dos partidos, el presidente ha celebrado una ceremonia para naturalizar a cinco extranjeros como nuevos ciudadanos estadounidenses, a pesar de ser el presidente que más ha endurecido las medidas de inmigración y ha aumentado las deportaciones de inmigrantes. “Ellos siguieron las reglas”, ha dicho tras entregarles su certificado de ciudadanía. Un escenario poco creíble cuando, unos minutos después, su hijo Eric Trump acusó al demócrata Joe Biden de prometer “amnistías para inmigrantes ilegales”.