CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO. En el Zócalo capitalino, mujeres de diferentes estados colocaron cruces y zapatos rojos en protesta por los feminicidios y la violencia de género.Foto Alfredo Domínguez

Disparidades socioeconómicas
Diplomáticos extranjeros, ¿complotan?
Les preocupan políticas de AMLO

CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO. En el Zócalo capitalino, mujeres de diferentes estados colocaron cruces y zapatos rojos en protesta por los feminicidios y la violencia de género.Foto Alfredo Domínguez

No fue lo mismo protestar en activo que hacerlo por la vía pasiva. Denominado, con ambición, como un paro nacional femenino, el ausentismo de este lunes no tuvo la contundencia de la marcha dominical conmemorativa del Día Internacional de las Mujeres.

Para empezar, no hubo la posibilidad de una medición inmediata, como en el caso de la caminata del domingo anterior. Y la brecha socioeconómica fue clara: una gran parte de quienes faltaron a sus labores lo hicieron debido a que tuvieron condiciones propicias, ya fuera porque sus patrones lo permitieron o promovieron (instituciones de gobierno o empresas privadas que dieron previo y veraz permiso para faltar sin descontar el día no trabajado) o porque su bolsillo personal o familiar soportó sin problema esa decisión absentista. Cierto es que en general pudo apreciarse una actividad social y económica disminuida, pero en diversos grados, conforme el punto de observación.

Aparte de las razones socioeconómicas mencionadas líneas arriba, hubo también segmentos femeninos que de manera consciente decidieron no participar en el mencionado paro, pues estimaron que la convocatoria y promoción de esta inactividad organizada tuvo una marcada carga de intencionalidad política contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tratando de convertir este paro en una supuesta muestra nacional de repudio a las políticas del máximo morenista. Otros segmentos mantuvieron su respaldo a las demandas en general del movimiento feminista pero consideraron que un paro laboral en poco o en nada ayudaría a esa causa. También ha de mencionarse la franja de mujeres que por la índole de sus actividades estimaron contraproducente o dañino el dejar de prestar sus servicios.

Una primera lectura de lo sucedido el domingo y lunes recientes podría sugerir que el primer día se aprovechó de manera natural el calendario internacional conmemorativo de las luchas de las mujeres, sin convertirlo en un acto premeditado de oposición al obradorismo, aunque sí de exigencia a la Presidencia de la República y demás poderes públicos para que se apliquen a resolver los graves problemas planteados en la marcha. El segundo día, ayer, la vía pasiva de protesta no parece haber aportado más ingredientes al menú ya conocido el domingo y podría resultar muy difícil que algún grupo partidista pretenda reivindicar como propio el logro de ese ausentismo que sí sucedió pero ya no impactó más que el activismo abierto del día anterior, acaso porque el multimencionado paro acabó siendo apoyado explícitamente por grandes medios de comunicación convencional, empresas privadas nacionales y extranjeras deseosas de revanchismo contra la actual administración pública federal y, de manera irónica pero al mismo tiempo desactivante más allá del corto plazo, por dicha administración obradorista y sus aliados institucionales.

Dave Graham, periodista de la agencia Reuters, dio a conocer ayer una noticia que, de confirmarse en los términos publicados, significaría un peligroso conciliábulo de potencias extranjeras para tratar de modular o doblegar la política de la Presidencia de México en la delicada materia de los recursos energéticos. Fuentes habrían dicho al reportero que Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y seis países europeos sostuvieron conversaciones conjuntas para discutir sus preocupaciones sobre la política energética de México, en un contexto en que el presidente Andrés Manuel López Obrador se esfuerza por otorgar al Estado un papel más relevante en el sector.

Según la publicación, el encuentro se realizó el viernes anterior en la embajada de Estados Unidos en México, con participación de diplomáticos de Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, España y los Países Bajos. Habrá de verse si ya tiene alguna vertiente de política interna opositora la preocupación de representantes de esos países por la actitud obradorista revisora o adversa de contratos por miles de millones de dólares firmados durante la administración peñista. ¡Hasta mañana!

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