“HOSPITALES, TOMADOS POR FARMACÉUTICAS”. El presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado por el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López- Gatell, señaló que “hay casos donde los hospitales estaban tomados por empresas farmacéuticas. Los directores de algunos institutos y nosocomios tenían en sus oficinas hasta sus emblemas”.Foto Pablo Ramos

Moreira contra Aguayo
El carnicero Calderón
Trump: México paga muro

El académico y comentarista Sergio Aguayo es víctima de una de las varias fases oscuras y dañinas del poliedro de corrupción y complicidades que forman el Poder Judicial de nuestro país, en este caso el de la Ciudad de México (que no pudo ser corregido ni cambiado por las décadas de poder perredista en los poderes Ejecutivo y Legislativo ni por el año de morenismo en curso).

En un artículo publicado en 2016, Aguayo mencionó el hedor a corrupción que de manera sabida y evidente rodea al ejercicio público de Humberto Moreira, quien fue gobernador de Coahuila, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, promotor metálico de la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto y, luego, huésped temporal de cárceles hispanas en función de acusaciones relacionadas con la oscuridad de las relaciones político-criminales.

A Humberto su fuerza política, es decir, su relación con Peña Nieto y su control de los factores de élite de Coahuila le alcanzaron para dejar en su lugar a su hermano Rubén Moreira, aunque, para no propiciar el nada elegante traspaso de poder entre manos fraternas habilitó a un interino propicio, Jorge Torres, después alojado en cárceles estadunidenses. Luego, Rubén, peleado a muerte con Humberto, logró colocar como sucesor a Miguel Ángel Riquelme, un gris político local que administra con tolerancia los distintos negocios densos que tienen como sede a Coahuila.

No es un exceso ni algo infundado lo que ha dicho Aguayo (quien, además, desde El Colegio de México impulsó el estudio general sobre los terribles asesinatos en Allende, Coahuila). A Humberto Moreira, a Rubén Moreira, a Jorge Torres (luego preso) y a Miguel Ángel Riquelme les persigue el tufo a corrupción. Sin embargo, el desocupado Humberto ha pretendido castigar a Aguayo y amedrentar a otros críticos, mediante el uso de caros despachos de abogados, procesos procesales cansados y onerosos para el demandado y fórmulas de acomodo de la voluntad de los jueces al sonoro cantar de los dineros (¡Oh, ¿habrá demanda también por escribir en esta columna de opinión lo que es la visión de años de un tecleador astillado sobre lo que ha sucedido en su estado natal?!).

En octubre del año pasado, por ejemplo, en esta sección consigné un dato más correspondiente al libreto de manipulaciones contra Aguayo. Escribí: “Cuatro días antes de dejar la gubernatura de Coahuila, Rubén Moreira Valdez expidió la patente de aspirante a notario público a Jean Paul Huber Olea Contró, un abogado sin ejercicio profesional en la entidad, que se definía más bien como ‘consultor político, especialista en estrategia, gerencia jurídica y defensa del voto’” (https://bit.ly/2IOWbep).

Luego, dos días después, es decir, dos días antes de entregar el mando coahuilense, Moreira Valdez asignó al mencionado abogado la notaría pública 124, con sede en Saltillo, y, luego “el magistrado Francisco José Huber Olea Contró (hermano del notario público hecho al vapor por Rubén Moreira Valdez) sentenció al académico, escritor y comentarista en medios Sergio Aguayo Quezada a que pague 10 millones de pesos a Humberto Moreira Valdez (hermano del generoso dador de notarías, Rubén y, como éste, también ex gobernador de Coahuila; distanciados entre ellos, pero no exentos de coincidir en ciertos puntos).

Con el uso de la frase exculpatoria tan usada por AMLO, con todo respeto: Donald Trump ha dicho lo que ya se ha planteado múltiples veces aquí; que AMLO o, más precisamente, México, está pagando el muro migratorio propuesto por el ahora presidente de Estados Unidos. Y, mientras el carnicero de 2006 a 2012, Felipe Calderón, ha tuiteado, sin memoria histórica, que a juzgar por la velocidad con la que se deteriora nuestra democracia, los chicharroneros de hoy serán los marranos del mañana, ¡nos leemos este miércoles!

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