La cancelación de licitaciones anunciada por México sobre la subasta de sus riquezas petroleras a productores extranjeros está dando ventaja a rivales cercanos como Brasil y Guyana.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha pausado las nuevas rondas de licitación, una decisión que ha decepcionado a los socios potenciales de Petróleos Mexicanos (Pemex), al evitar la exploración en aguas profundas en favor de una producción más barata de petróleo en aguas someras, es decir, más cerca de la costa.

Esto significa que los recién llegados a la apertura de México tendrán que comprar licencias existentes o mudarse a otros países.

Royal Dutch Shell, Petronas de Malasia,Repsol y Total fueron los más rápidos en reaccionar antes de la decisión, lo que les permitió encontrar socios con “hambre de acceso”. Sin embargo, la moratoria también significa un número menor de buscadores de petróleo en México a tan solo 20 años de un pico previsto en la demanda mundial de petróleo.

López Obrador dijo en diciembre que no se realizarán nuevas subastas durante al menos tres años porque las empresas deben mostrar los resultados de los contratos ya adjudicados. Entretanto, Pemex se ha resistido a devolver bloques inactivos en otras regiones para volver a subastarlos, cerrando así otro camino de expansión para los forasteros.

Brasil, que tiene planeada una ronda de aguas profundas este año, impuso una moratoria similar a la de México hace una década, luego de que descubriera campos en una región de aguas profundas conocida como presal, haciendo tiempo para dejar el control de la nueva frontera a cargo de la estatal Petroleo Brasileiro (Petrobras).

Pero el arranque del shale en Estados tomó por sorpresa a Brasil y perdió la oportunidad de subastar la superficie cuando los precios superaban los 100 dólares por barril. Brasil tampoco logró cumplir con los agresivos objetivos de producción después de retrasar el desarrollo en la región.

“Es importante que el Gobierno entienda que la exploración en aguas profundas debe continuar” para revertir los declives de producción y alcanzar una meta de 2.65 millones de barriles por día para 2024, remarcó Alberto Casquera, analista de petróleo de Wood Mackenzie.

El Cinturón Plegado Perdido de México contiene un estimado de 3 mil 300 millones de barriles de petróleo equivalente en recursos aún por encontrar, y el país podría producir alrededor de 1.2 millones de barriles diarios en recursos de aguas profundas para 2028, explicó el analista.

Se requieren años para pasar de un descubrimiento a la producción comercial en estos proyectos remotos, y ninguno de los 1.66 millones de barriles diarios que México produce son de esta región, agregó Casquera.

¿Se avecina una postura más ‘liberal’ por parte de AMLO?
Las empresas privadas poseen alrededor del 70 por ciento de la superficie de aguas profundas subastadas en México entre 2015 y 2018, mientras que Pemex posee el resto. Los resultados positivos de la exploración podrían generar una respuesta política más liberal incluso de López Obrador, apuntó Schreiner Parker, vicepresidente de Rystad Energy para América Latina.

“Esas compañías pueden optar por explotar, así que creo que todavía hay un mercado de segunda mano para la superficie de exploración en México. La prueba estará al final de la broca, y si resulta que el Golfo de México contiene estos importantes premios, eso podría cambiar el pensamiento del Gobierno y también el apetito de las compañías petroleras internacionales”.

El proyecto de aguas profundas más avanzado de México es Trion, una asociación entre Pemex y BHP Group, que es el operador. BHP está perforando pozos de evaluación y se espera que comience la producción a fines de 2024, estima Wood Mackenzie.

En junio, la Comisión Nacional de Hidrocarburos de México aprobó el plan de Shell para explorar cinco bloques de aguas profundas en México y se espera que la perforación comience antes de fin de año.

El petróleo y la política han estado históricamente entrelazados en México. Tras la revolución mexicana en la década de 1920, Shell y Exxon Mobil emigraron a Venezuela y, en una década, convirtieron al país en el principal exportador del mundo.

Luego, en 1938 se produjo una expropiación total, que impidió que las compañías petroleras internacionales operaran en México hasta que el Gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto aprobó reformas energéticas históricas en 2014.

“No han deshecho las leyes, pero se han movido sistemáticamente para desmantelar el sistema”, indicó John Padilla, director general de IPD Latin America. “Esto es claramente un resultado positivo neto para Brasil si pueden continuar atrayendo a las compañías que desean agregar más superficie”.