HUELLAS DEL DESCONTENTO. En el puente que cruza el Periférico Oriente, en las instalaciones de la Policía Federal, quedan vestigios de la movilización de la semana pasada.Foto Cristina Rodríguez

Morena: fragilidad y precariedad
Buscan derrocar a AMLO
Ofensivas mediáticas

Son horas bajas para Yeidckol Polevnsky como presidenta en funciones del partido Morena: su principal opositor interno, el monrealista Alejandro Rojas Díaz Durán, por decisión del tribunal electoral fue reinstalado con plenos derechos en su militancia, a pesar de que Yeidckol pretendía expulsarlo de la organización; el presidente del Instituto Nacional de Formación Política (INFP) de Morena, el caricaturista Rafael Barajas, conocido como El Fisgón, publicó en la página de Internet de ese instituto (www.ifpmorena.mx) que no se ha podido constituir ni ha comenzado a trabajar en forma por la falta de voluntad política de Polevnsky, en una especie de sabotaje; el Consejo Nacional de Morena destituyó ayer al abogado yeidckolista que como representante legal ante el Instituto Nacional Electoral boicoteó de manera sistemática al citado Instituto de Formación Política y, para cerrar el cuadro, dicho Consejo Nacional instruyó que se forme una comisión especial para organizar, junto al Comité Ejecutivo Nacional que preside Po-levnsky, la elección de nuevo dirigente.

Los movimientos y decisiones, que de manera insalvable tienen como referencia la disputa interna por el próximo liderazgo formal de Morena (el liderazgo real lo mantendrá el Presidente de la República), van más allá de esta batalla en la que ya se habla de las candidaturas de Bertha Luján (del primer círculo lopezobradorista) y del antes mencionado monrealista Rojas Díaz Durán. Pero lo que está en juego, lo trascendente, va más allá de dichas elecciones internas y sus resultados onomásticos.

Son particularmente importantes las advertencias hechas en la citada página del INFP: “La situación del movimiento es, en muchos sentidos, frágil y precaria. Las propuestas del Presidente avanzan, pero es enorme la herencia de rezago y descomposición, hay una gran resistencia al cambio y la reacción sigue siendo poderosa y no se resigna a la derrota.

“Los grupos de interés del viejo régimen están intactos y se organizan para derrocar al gobierno más votado y más democrático en la historia de México. Cuentan con el apoyo del statu quo neoliberal mundial, con los medios convencionales y digitales y con partes del aparato del Estado. La mayoría de los gobernadores no está de acuerdo con el cambio y el aparato judicial defiende los grandes negocios del sistema corrupto y ampara a individuos con historiales delictivos. A muchos niveles de la administración hay que impulsar el cambio escritorio por escritorio y oficio por oficio.”

En el documento, firmado por Barajas Durán, se señala que la estructura de Morena se desfondó con el triunfo en las elecciones presidenciales. La inmensa mayoría de nuestros cuadros dejaron las filas partidarias para laborar en el gobierno y prueba de ello es que muchos de los órganos de decisión de Morena están incompletos y muchas secretarías, vacantes. Además, … la mayor parte de los medios sigue en manos de los enemigos del cambio. Somos parte de la oleada antineoliberal de América Latina y tenemos mucho que aprender de los procesos de Argentina, Brasil y Ecuador, donde los gobiernos progresistas fueron derrotados por medio de ofensivas mediáticas en el contexto de guerras de cuarta generación. Todos los compañeros del sur que sufrieron estos reveses nos recomiendan no descuidar al partido, formar nuevos cuadros y ponerle atención al debate ideológico (https://bit.ly/2S3YqOj).

Por encima de las marrullerías realizadas por Polevnsky y su equipo jurídico para incumplir el acuerdo del quinto congreso nacional extraordinario de Morena, en agosto de 2018, de destinar la mitad de las prerrogativas locales y federales para crear e impulsar el Instituto de Formación Política (en cuyo consejo participan, de manera gratuita, Paco Ignacio Taibo II, Pedro Miguel, John Ackerman y Rafael Barajas, El Fisgón), y más allá de las desatadas incidencias electorales internas, Morena debería trabajar para convertirse en un verdadero partido, que así pudiera apoyar adecuadamente el trayecto presidencial lopezobradorista.

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