Juan Guaidó en las celebraciones del Día de la Independencia, en Caracas. En vídeo, declaraciones de Guaidó el pasado viernes. CAROLINA CABRAL (GETTY)

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Juan Guaidó ha accedido a jugar sus cartas en todos los frentes. La operación del jefe del Parlamento venezolano para tratar de desalojar a Nicolás Maduro del poder, lanzada hace ya seis meses, se enfrenta a presiones internas y, al mismo tiempo, de las principales instancias de la llamada comunidad internacional. Mientras el ala radical de la oposición le demanda mayor dureza con el chavismo, el presidente de la Asamblea Nacional tampoco se atreve a eludir el intento de una negociación, necesaria en cualquier escenario de transición.

Este domingo Guaidó, reconocido como mandatario interino por más de 50 países, hizo dos anuncios aparentemente antitéticos. En primer lugar, aseguró que pedirá la Organización de los Estados Americanos (OEA) la reincorporación al llamado Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un mecanismo que abre la puerta a una intervención militar en caso de agresión a la soberanía de una nación. Y horas después, aseguró que esta semana sus enviados reanudarán el diálogo con el Gobierno en una mesa auspiciada por Noruega y que en este caso se celebrará en la isla caribeña de Barbados.

“Desde la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela nos dirigimos al país y a la comunidad internacional, a fin de anunciar que en atención a la mediación del Gobierno del Reino de Noruega para poner fin a la tragedia que padecemos los venezolanos, se asistirá a una reunión con representantes del régimen usurpador para establecer una negociación de salida a la dictadura”, reza el comunicado emitido por su despacho. Eso sucede una semana después de haber suspendido esas conversaciones por la muerte del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, detenido por una supuesta conspiración contra el sucesor de Hugo Chávez y fallecido con evidentes indicios de tortura.

La conmoción por ese suceso congeló los contactos, pero no acabó no los rompió de forma definitiva. Guaidó insiste en que su plan no ha cambiado. “Reiteramos la vigencia de la ruta planteada para ponerle fin al sufrimiento de los venezolanos: cese de la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres con observación internacional”. Sin embargo, el político enmarcó la cita de Barbados en la búsqueda urgente de una salida. “No tenemos un tiempo ilimitado, cada día que pasa la situación empeora. La profunda crisis que vivimos, y que plasmó en su último informe la alta comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, resalta el sentido de urgencia que tenemos”.

Se trata del tercer encuentro en el que participan sus enviados. Las primeras reuniones, celebradas después de la acción militar que llevó a la liberación de su arresto domiciliario del dirigente opositor Leopoldo López, hoy refugiado en la residencia del embajador español en Caracas, consistieron en una mera exploración. Por parte de la oposición acudieron el exrector del Consejo Nacional Electoral Vicente Díaz, el exministro del Gobierno de Carlos Andrés Pérez Fernando Martínez Mottola, el actual vicepresidente de la Asamblea Nacional, Stalin González, y el exalcalde del municipio Baruta (Caracas) Gerardo Blyde. El Gobierno estuvo representado por el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, y el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez.

El Ejecutivo aseguró, a través de un comunicado, que el objetivo de la cita es “avanzar en la búsqueda de una solución acordada y constitucional para el país”. Esa solución, no obstante, choca con los planteamientos encontrados de Guaidó y de Maduro. El primero quiere elecciones presidenciales sin la participación del presidente. El segundo está dispuesto a convocar comicios legislativos, lo que la Asamblea Nacional considera insuficiente y hasta un engaño.

Diálogo se ha convertido en una palabra casi prohibida en algunos sectores de la oposición. Eso se debe a los intentos del Gobierno por controlar el formato de las últimas presidenciales en la mesa instalada en República Dominicana en 2018. Por eso, el líder del Parlamento se vio obligado a justiciar esta decisión. “Nuestra principal motivación es ponerle fin al sufrimiento de los venezolanos y es por ello que seguiremos trabajando hasta lograrlo. También recibiremos en Caracas al representante especial de la Unión Europea para Venezuela, Enrique Iglesias, como parte de la ofensiva internacional que hemos emprendido”, señala la nota de su despacho. “Pedimos a nuestra gente no ceder a intrigas de un aparato de propaganda que busca generar desesperanza y división. Juntos tenemos que defender a Venezuela y su futuro, en todos los espacios y de todas las maneras posibles”, enfatiza el mensaje de Guaidó.