Simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador celebran su triunfo electoral en el Zócalo de la CDMX.

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El primero de julio se cumple un año del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador, una victoria como no la han tenido ninguno de los presidentes y que desde entonces ha generado una sacudida en muchos de los sectores sociales por la personalísima forma de gobernar del tabasqueño.

A un año de esa fecha las encuestas siguen marcando una simpatía mayoritaria por quien prometió combatir la corrupción, la impunidad, la injusticia y la inseguridad. Preocupaciones sociales que, sin embargo, se mantienen sin ningún cambio favorable hasta ahora.

La promesa de un cambio de régimen marcado por la corrupción fue lo que más votos le dio a López Obrador en su tercera campaña presidencial. Gran parte de ese apoyo fue un acto o un voto de fe de 30 millones de personas que esperanzados le dieron su apoyo para impulsar un recambio social, político y económico necesario y urgente en México.

No obstante, dicha promesa no tiene visos de concretarse aún y lo único realmente visible es la forma muy personal de gobernar de López Obrador basada en su propio temperamento, lo que le ha ganado la critica de los sectores más conservadores y aquellos que durante años recibieron favores del régimen encabezado por el PAN y el PRI en las últimas dos décadas.

A un año del triunfo y a medio de gobernar, la famosa Cuarta Transformación que planteó López Obrador como meta histórica de su administración, tiene pocos resultados y un perfil nebuloso. En realidad, no se notan con claridad avances sustanciales en el establecimiento de políticas públicas tanto en el plano económico y financiero encaminadas a resolver problemas atávicos de pobreza, marginación y seguridad.

El pasado 7 de junio en una entrevista de radio con Julio Hernández, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas citó algunas de las deficiencias del gobierno de López Obrador, aunque aclaró que no es racional hacer juicios anticipados de los frutos que pueden dar las acciones del gobierno de López Obrador a seis meses de haber iniciado.

El fundador del PRD, quien transmitió su lugar a López Obrador en el partido y en el gobierno de la Ciudad de México, señaló que una de las acciones pendientes del actual mandatario es el establecimiento de la llamada democracia social encaminada a disminuir los índices de pobreza, violencia e inseguridad.

No hay una política activa que haga crecer el empleo formal y de fortalecimiento del sistema de programa social. Tampoco, dijo, hay una política de crecimiento económico basada en las políticas contracíclicas, es decir, cimentada en el ahorro y el aumento de la liquidez.

Cárdenas indicó que se requiere descentralizar las decisiones porque se ha caído en la concentración de las decisiones del gobierno en el presidente.

Asimismo, se hace necesaria una planeación de largo plazo que contenga una reforma fiscal, de industrialización y de inversión en la petroquímica, apuntó Cárdenas.

Los apuntes que dio el hijo del general Lázaro Cárdenas, son los que en su mayoría se discuten en la opinión pública sobre el gobierno de López Obrador quien ya anunció que el lunes 1 de julio festejará el primer aniversario de su triunfo en el Zócalo lo que le servirá para reanimarse ante la cascada de conflictos que se le han venido encima.

Por cierto… Alguien hizo una observación a los pocos días de la llegada de López Obrador a Palacio Nacional: hay presidente, pero no gobierno.