Nunca, desde los tiempos del prototipo priísta Gonzalo N. Santos El alazán Tostado, se había visto una campaña electoral tan sucia como la de Miguel Barbosa en Puebla para hacerse de la gubernatura que nunca le pudo ganar en las urnas a Martha Erika Alonso. Sólo la muerte sospechosa de la gobernadora panista en funciones pudo permitirle al experredista, ex crítico de AMLO y hoy adorador de AMLO llegar a Casa Puebla.

Pero el morenista viene con todo. Cuando menos en Ciudad de México, Barbosa se comprometió personalmente a restaurar y aumentar los convenios de publicidad oficial de la gubernatura con grandes medios impresos, a cambio de apoyo a él y de ataques contra el candidato del PAN-PRD-MC Enrique Cárdenas. Lo malo, sin embargo, es que el modelo de convenios publicitarios en efectivo fue prohibido por López Obrador, aunque por adelantado ya regresarán vía Puebla.

La elección de gobernador en Puebla para terminar el periodo de la gobernadora Alonso será una de las más sucias de Morena, mostrará el viejo modelo priísta de pactar hasta con el diablo, gobernará con el viejo estilo del PRI, permitirá el regreso del grupo político del perseguido ex gobernador Mario Marín Torres y exhibirá a Morena en la entidad y a Morena-Yeidckol Polevnsky como una réplica esperpéntica del viejo PRI.

Los primeros datos indican que Barbosa podrá ganar –aunque al parecer no con la ventaja que quisiera–, pero por las circunstancias de Puebla y su propia condición limitada de su salud no podrá gobernar. La peor parte fue la negociación de Barbosa con todos y la imposibilidad de satisfacer a todos. Además, está en su contra el hecho de que Barbosa vive en Ciudad de México, compró en la capital de la república una casa de más de 50 millones a la familia de Miguel de la Madrid, en Puebla ha vivido en hoteles, su red de poder no está en Puebla y ha asumido compromisos incumplibles en términos presupuestales.

Barbosa negoció su salida estrepitosa del PRD por haberle negado la candidatura a gobernador de Puebla y se columpió a Morena, a cuyo líder López Obrador había insultado por su liderazgo autoritario, verticalista y personal. Le tocó presidir Morena en Puebla en la campaña del 2018 y de paso obtener la candidatura a gobernador contra la panista Martha Erika Alonso, con un resultado oficial de 122 mil votos más para la panista; el litigio en tribunales electorales llevó a la confirmación de la victoria de Alonso.

Pero Alonso sólo pudo gobernar diez días. El 24 de diciembre de 2018 sufrió un dramático accidente de helicóptero –se desplomó en forma inusual para esos aparatos– y el próximo domingo 2 de junio habrá elecciones extraordinarias. Barbosa, en los hechos, ha sido el beneficiario de la muerte de la gobernadora Alonso; por cierto, en sus primeras declaraciones Barbosa calificó la muerte de la gobernadora como “magnicidio”, palabra que la Real Academia Española de la lengua señala como “muerte dada a persona muy importante por su cargo o poder”, y ahí estuvo el enredo: muerte dada es la que se aplica y no la que sufre como accidente.

La investigación de la muerte de la gobernadora y de su esposo, el senador y líder panista en el estado y en la república y ex gobernador Rafael Moreno Valle, sigue archivada, sin que las autoridades federales del gobierno de López Obrador hayan dado resultados concretos.

La segunda candidatura de Barbosa provocó, además, una ruptura al interior de Morena estatal y de Morena nacional: al viejo estilo priísta, la dirigente de Morena Polevnsky obligó al disidente Alejandro Armenta a aceptar la decisión autoritaria del dedazo estilo priísta de Barbosa y el hecho llevó a una segunda ruptura entre la dirigente nacional de Morena y el líder morenista en el Senado, Ricardo Monreal.

Si Morena estaba obligado a dar muestras de estilos más éticos en la política, Barbosa ha llevado a Morena de regreso a los tiempos del PRI de El Alazán Tostado en los que la “moral es un árbol que da moras”, según coloquial frase de Gonzalo N. Santos. Y queda como prueba el compromiso de Barbosa de pagar el apoyo de medios nacionales con convenios de publicidad en efectivo sin respetar los nuevos lineamientos del gobierno de López Obrador.

Puebla y Baja California serán el indicio del estilo electoral de Morena en el sexenio, con datos que hasta ahora advierten la reproducción de prácticas políticas del viejo PRI.

Detrás de la lista. En el asunto de la lista de columnistas que recibieron publicidad podrían estar pagando justos por pecadores. El conductor de radio Nino Canún reveló en un video que el director de comunicación social de Peña Nieto, David López, y su asistente Roberto Calleja le asignaron un paquete de publicidad a condición de que el periodista le regresara al funcionario el 50% en efectivo. Y otros columnistas han dado el mismo dato. Fueron asuntos de vulgar moche. Así que sería bueno que algunos de los bolseados por David López comenzaran a hablar.

Política para dummies: La política debiera ser una competencia real de ideas, no la lucha descarnada por el vulgar poder.

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