Sir Elton John, en la presentación de 'Rocket Man'. VITTORIO ZUNINO CELOTTO GETTY

Elton John anuncia que se retirará después de una última gira mundial
Hay drogas, hay alcohol, hay homosexualidad, gritos, peleas, broncas familiares y dolor. Y también música, mucha música en Rocketman, la película que ha traído a Elton Jon, tanto en persona como en la pantalla, al festival de Cannes. Aunque este jueves el músico posó ante los fotógrafos, realizó la alfombra roja de la proyección de gala de su película y actuó en la fiesta posterior, el viernes dejó al equipo del filme que defendieran ellos solos el proyecto, que recorre la vida de Reginald Kenneth Dwight —es decir Elton John— desde su nacimiento hasta su reclusión en una clínica de desintoxicación hace 28 años.

Rocketman, dirigida por Dexter Fletcher, se centra más en la parte oscura del músico —un niño prodigio, un hombre dotado para la composición de melodías— que en su alegría de vivir y su éxito. Se ve en una secuencia: en el jardín de su casa estadounidense se celebra una fiesta en la que están hasta los vecinos de su madre en Pinner, su ciudad natal a las afueras de Londres. Mientras, en la residencia, Elton John intenta suicidarse.

Ante la prensa Taron Egerton, actor que encarna al músico y que sí canta en la pantalla —al contrario que Ramy Malek en Bohemian Rhapsody que solo hizo playback— ha definido de forma cariñosa a su alter ego: “Elton John es un ser humano extraordinario pero es un ser humano”. Y le agradeció que en las largas conversaciones que han rodeado el proyecto nunca escondiera aquellos malos momentos. “Es increíblemente generoso: Nos entendió bien y nos dejó contar la historia a nuestra manera, permitiendo a Taron hacer su trabajo”, aseguraba Fletcher, que durante el rodaje también se hizo cargo de parte de la filmación de ‘Bohemian Rhapsody’ ya que fue quien sustituyó a Bryan Singer cuando fue despedido por acusaciones de abusos sexuales a menores. Así que Fletcher, un conocido cómico inglés, ha devenido en experto en biopics musicales. “No ha habido ningún lado oscuro del que Elton John no quisiera que habláramos. Ni hubo censura”.

Y música. Hay mucha música. “Teníamos todo su catálogo de canciones y textos extraordinarios, y nos dieron la libertad de hacer lo que quisiéramos”, explicaba Fletcher sobre las canciones, que en el guion sirven para que avance la trama. “La música no molesta al filme, sino que forma parte de él”. A través de esos temas el espectador va conociendo a Reggie Dwight, un niño de talento extraordinario para la música, con un padre ausente y frío, y una madre muy crítica, que encontró apoyo en su abuela para dedicarse a su pasión. Fue ella quien le empujó a aceptar una beca de la Royal Academy of Music, el primer paso a la fama de Elton John. “Tenemos la impresión de haber hecho algo que nos ha encantado”, incidía Egerton, para quien las expectativas despertadas por el filme se deben a que “Elton es un fenómeno mundial y muchos piensan que sus obras les pertenecen”.

El jueves por la noche Elton John y Egerton lloraron por los aplausos al acabar la gala: “Me hicieron sentir una estrella del rock”, aseguraba el actor, que ayer estaba más calmado y entró a hablar de la otra película musical de la temporada, Bohemian Rhapsody, sobre la banda Queen y en concreto sobre su líder, Freddie Mercury. “Rami Maleck actuó de forma increíble”, decía Egerton, aunque él y el director acentuaron las diferencias entre un “filme divertido y agradable” y la comedia musical que es Rocketman, y que está “en otra categoría”, según el director. Puede que ellos lo tengan claro, pero la crítica tampoco ha dejado bien parada a Rocketman, aunque sea cierto que contiene mayor ambición cinematográfica y más oscuridad personal.