La ministra del Interior de Ecuador, María Paula Romo, este jueves. CRISTINA VEGA AFP

Tras retirar el asilo a Julian Assange y permitir su detención en la Embajada de Ecuador en Londres, el Gobierno de Lenín Moreno alertaba de que en el país vive desde hace años un colaborador de Wikileaks que se relaciona con dos hackers rusos. Este jueves, a pocas horas del controvertido arresto de Assange, la ministra de Interior, María Paula Romo, confirmaba que el presunto miembro de portal de filtraciones había sido detenido en el aeropuerto de Quito para continuar con la investigación.

Se le atribuye haber colaborado en tareas de desestabilización contra el Gobierno ecuatoriano y contra el presidente Lenín Moreno. Un argumento que también se utilizó para justificar el fin de la protección diplomática de la que disfrutaba Assange desde junio de 2012. “Desde hace varios años vive en Ecuador uno de los miembros clave de Wikileaks y una persona cercana a Assange. Tenemos evidencia de que ha estado colaborando con los intentos de desestabilización del Gobierno y que trabaja de manera cercana”, alertaba Romo.

El detenido es un programador informático sueco, llamado Ola Bini, con cierto parecido físico al propio Assange, que veía con preocupación esas declaraciones de la ministra de Interior de la mañana. “María Paula Romo dio una rueda de prensa esta mañana asegurando que hay hackers rusos en Ecuador y también una persona que es parte de Wikileaks y vive en Ecuador desde hace varios años”, explicaba en su perfil de Twitter antes de ser detenido. “Son noticias muy preocupantes, parece una caza de brujas contra mí”, concluía.

En ese momento, las autoridades aún no daban detalles de la identidad de ninguna de las tres personas identificadas en el país y que, según Romo, están relacionadas y viajan con el excanciller ecuatoriano Ricardo Patiño, aseguraba en alusión a las tareas de desestabilización política.

Por la noche del jueves, el Ministerio de Interior confirmó la detención de Ola Bini y dijo que se había producido en el aeropuerto de Quito, antes de que se fuera a Japón. El detenido había contado días antes en las redes, como anécdota personal, que tenía planificado un viaje a ese país.