Olivia Newton-John, en un festival en California en febrero de 2018. CORDON PRESS

Era la tercera vez que la australiana pasaba por un proceso similar. Desde entonces, ha tenido escasas apariciones públicas y no se ha prodigado en declaraciones, lo que ha hecho temer que la situación de su enfermedad sea grave. Una cuestión que se ha unido a declaraciones publicadas por algunos medios estadounidenses, que aseguraban hace escasos días que “su cuerpo se estaba apagando”, lo que ha disparado la preocupación por el estado de salud de la actriz.

Sin embargo, su representante ha tenido que salir a aplacar los rumores sobre estas supuestas complicaciones de su enfermedad y a explicar que Newton-John “no se está muriendo”. “Estaría bien que tuvierais fuentes más fiables, en vez de leer los tabloides”, ha declarado Michael Caprio, representante de la protagonista de Grease, al medio británico The Daily Mail.

Caprio ha querido así desmentir también a una web australiana que aseguraba que la cantante, que cumplió 70 años el pasado septiembre, “tenía una esperanza de vida de semanas, no de meses”. Unas declaraciones que el mánager ha calificado como “desternillantes”. Según estos medios, la cantante estaba “tratando de resistir” hasta la boda de su hija, Chloe Lattanzi, diseñadora de moda de 32 años, que próximamente contraerá matrimonio con su novio, James Driskill.

Newton-John fue diagnosticada con un cáncer por primera vez en el año 1992. En esa ocasión se trató de un cáncer de mama que la llevó a someterse una mastectomía parcial y a una posterior cirugía de reconstrucción. Entonces se convirtió en un estandarte por la visibilidad de esta enfermedad y en un ejemplo en todo el mundo, y se creó el Centro de Bienestar e Investigación del Cáncer Olivia Newton-John en Melbourne, Australia. Dos décadas más tarde, ya en 2013, se enfrentó a un segundo tumor, en un hombro. Entonces apenas quiso hablar de la cuestión: “La primera vez hablé libremente sobre el tema y la segunda vez pensé: ‘No necesito compartir esto, es mi vida’, así que decidí quedármelo para mí misma”.

Hace tres meses la actriz dio a conocer en un programa de entrevistas australiano que padecía un tercer cáncer, también de mama, igual que el primero. Una enfermedad a la que se enfrenta mediante tratamientos médicos que combina con dieta sana, terapias naturales y consumo de marihuana medicinal para controlar el dolor, un tratamiento que aboga por legalizar en su país.

“Mentiría si dijera que no tengo miedo”, contó acerca de cómo se puede llegar a sufrir en una enfermedad como esta. “Hay momentos. Soy humana, así que si me permito pensarlo puedo crear fácilmente un miedo enorme. Pero mi esposo siempre está allí, siempre está apoyándome, y yo creo que voy a superarlo. Esa es mi meta”. Sin embargo, también ha afirmado saberse “una persona muy privilegiada”. “Vivo en este hermoso lugar, tengo un esposo maravilloso, tengo todos los animales que adoro y tengo una carrera increíble. Realmente, no tengo nada de lo que quejarme”.