Michael Douglas y Catherine Zeta Jones, durante la presentación de 'Cocaine Godmother', en diciembre de 2017.

Durante la ola de acusaciones por acoso sexual que ha llegado junto al movimiento MeToo, se han escuchado varios puntos de vista: los de las víctimas, los acusados, expertos de toda índole…, pero no muy a menudo se ha oído las reacciones de las esposas que veían como la reputación de sus parejas era destruida públicamente. Ese es el caso de la actriz Catherine Zeta-Jones, quien a principios de este año tuvo que enfrentarse al hecho de que su esposo, el también actor Michael Douglas, fuera acusado de comportamiento inadecuado.

“Mis hijos y yo estábamos devastados por las acusaciones”, revela la intérprete de 49 años, en una entrevista con el diario británico The Sunday Times. Como una de las mayores defensoras del movimiento MeToo la protagonista de la versión cinematográfica de Chicago admite que se encontraba “en una posición muy difícil” y que estaba “dividida sobre dónde yacía su moralidad”. “Fue desagradable”, confiesa.

Una exempleada de Douglas lo acusó en enero pasado, entre otras cosas, de haberse masturbado frente a ella en 1989, algo que el actor ha negado rotundamente. “Ella asegura que, uno, yo use lenguaje vulgar enfrente de ella, no hacia ella, pero sí que use lenguaje vulgar. Dos, que tuve conversaciones telefónicas con amigos frente a ella, en los que usaba un lenguaje sucio y de contenido sexual, conversaciones privadas. Tres, que le impedí conseguir otro trabajo en la industria tras despedirla. Y cuatro: que me masturbé enfrente de ella”, contó el actor el pasado enero a la revista Deadline, adelantándose así a las piezas que se escribían en The Hollywood Reporter y Variety con las acusaciones de la mujer. “Es una completa mentira, una fabricación. No es verdad en absoluto”, añadió en tal ocasión.

Zeta-Jones afirma que cuando se enteró de las acusaciones tuvo una conversación con él y con sus dos hijos, Dylan, de 18, y Carys, de 15, en la que le preguntó de forma directa si este era solo el principio y que si luego vendría una ola de mujeres a acusarlo como sucedió con Harvey Weinstein, a lo que él respondió con un rotundo “No”. “[Él] nos dijo que no había ninguna historia allí y que el tiempo le daría la razón, y así fue. No había nada que respaldara las declaraciones [de la exempleada]”, cuenta la intérprete de La máscara del Zorro. “Por cada acusación que sale sin nada que la respalde, el movimiento retrocede 20 años”, agrega.

“Dios sabe que nuestro matrimonio ha tenido sus altibajos, pero yo no voy a tirar la toalla tan rápido. No soy ese tipo de persona”, afirma Zeta-Jones. “Aunque tampoco me voy a aferrar si las cosas andan mal hasta el día en el que él se muera. O el día en el que yo me muera. Tampoco soy tan estúpida”, añade.

Esta no fue la primer vez que Zeta-Jones y Douglas pasó por una crisis que pusiera en peligro su matrimonio. En 2013 la pareja emitió un comunicado en el que anunciaba su separación “para evaluar y trabajar en su matrimonio”. Esto se producía tres años después de que el actor, de ahora 74 años, fuese diagnosticado con un cáncer de garganta, que él mismo atribuyó al sexo oral, y dos años después de que Zeta-Jones admitiera que tiene un trastorno bipolar de grado II, “Para mí fue un diagnóstico completamente aterrador, y no quería que nadie se enterase. No sabía lo que era, solo sonaba raro y pensaba que todo el mundo pensaría que estaba loca”, admite ahora la actriz.

Respecto a Harvey Weinstein y a su reciente caída en desgracia, la británica afirma que hasta el día de hoy siente un poco de culpa, porque a pesar de que ella nunca tuvo una mala experiencia con el productor —algo que la intérprete atribuye a su matrimonio con Douglas—, si siente que pudo haber hablado antes. “Me siento mal porque uno presiente que están pasando ciertas cosas, pero piensas: ‘Bueno, no me está pasando a mí’. Y eso es algo que arrastras como mujer porque de verdad siento que deberíamos protegernos entre nosotras”.