Llull celebra una canasta el pasado domingo contra Unicaja. JUANJO MARTÍN EFE

En épocas de sesudos debates sobre quién merece este o aquel premio, 30 señores han dado su veredicto en cuanto al baloncesto toca. Son los 30 jefes de la NBA, los responsables de cada equipo, que han elegido a los que consideran que van a ser los mejores de la temporada. Más que premios, pues, son vaticinios. Los directores creen que los Warriors ganarán la Liga y que LeBron James será el mejor jugador. Y ello pese a haber dado con sus huesos en los Lakers, tan gloriosos ayer como de capa caída hoy. Quizá por ello, LeBron consigue solo el 30% de los votos, seguido muy de cerca por Kevin Durant (27%). Mucho menos igualada estuvo la elección del candidato a mejor joven, honorífico título que se lleva de calle Luka Doncic con el 43% de los sufragios. Sus perseguidores se quedan en el 17%. La elección del ex del Madrid se produjo mientras debutaba en la pretemporada con los Dallas Mavericks ejecutando una formidable actuación, la primera de las tres que lleva, sumando en todas ellas dobles dígitos. Como avisando.

Pero en la extensa relación de profecías que hacen los jefes de la NBA, hay una ajena a aquel mundo. El de quién será el mejor jugador de cuantos compiten fuera del torneo de los torneos. Y de los 30 caballeros que eligen, la mayoría ha determinado que nadie está por encima de Sergio Llull. El 40% de los responsables de las franquicias opinan que fuera de aquellas fronteras el mejor va a ser el jugador madridista. No es el primer español que logra ese simbólico reconocimiento, pues antes lo hicieron Rudy, Ricky o Navarro. Pero llama la atención que la NBA tenga en tan alta estima a un chico que en varias ocasiones ha rechazado jugar allí. Y llama aún más la atención que entre quienes le han votado el más devoto sea Darly Morey, el jefe de los Houston Rockets, destinatario de los continuos “noes” de Llull, lo que en su momento llevó a aquel a declarar: “Ha rechazado ofertas que no puedo creer. Madrid debe ser una ciudad asombrosa”. Esas ofertas que Morey no puede creer alcanzaron los 21 millones de dólares (18,2 millones de euros) por tres temporadas, a más de 6 millones por cada una de ellas, cifra que triplica los 2,2 que gana en el asombroso Madrid. No hubo manera. Y pese a ello, el fervor de los Rockets por Llull llega al punto de que el propio Morey presumió en las redes sociales de su elección como mejor jugador del mundo fuera de la NBA. Como si de uno de los suyos se tratara.

Llull se destrozó la rodilla en agosto de 2017 y ocho meses y medio después volvió a tiempo para conquistar con el Madrid una Copa de Europa y una Liga. Habrá mejores jugadores en Europa (o no), pero no los habrá más determinantes, con mayor incidencia en el juego. Ya en la presente temporada, la primera aparición en escena de Llull supuso el triunfo del Madrid en la Supercopa de España, con él como mejor jugador del torneo. Y la segunda, en el primer partido de la Liga Endesa, ante el Iberostar Tenerife, le llevó a convertirse en el máximo triplista de la historia del Real Madrid, superando a su jefe, el mismísimo Alberto Herreros. Sabido es que muchas estadísticas de la ACB hay que ponerlas en solfa, pues olvidan los números (y qué números) de los jugadores anteriores a la creación de este organismo, en 1983. Pero no ocurre así en el ranking de los triples, que es fetén al ciento por ciento pues en Europa no empezaron a computarse hasta 1984. En definitiva, que Llull ha empezado el curso, un año después de hacerse trizas la rodilla, batiendo récords y levantando otra vez la admiración aquí y allá, y el allá es la mismísima NBA. Quizá este reconocimiento mundial no sea más que la consecuencia de jugar cada partido, siempre, sin excepción, como si fuera la primera vez.