Homenaje a Marinova este martes en Ruse, la ciudad donde fue asesinada. FILIP DVORSKI AP

El supuesto responsable de la violación y asesinato de la periodista búlgara Viktoria Marinova ha sido detenido en Alemania y las autoridades de Bulgaria han destacado este miércoles que, por el momento, no hay indicios de que el crimen esté vinculado con el trabajo de la informadora.

Apenas 72 horas después de un crimen que sacudió a la sociedad búlgara, se detuvo al sospechoso, de 20 años, procedente de Ruse, la misma ciudad que Marinova y donde fue violada y asesinada el sábado de forma “brutal y cruel”, según el ministro del Interior, Mladen Marinov. El detenido tiene antecedentes por delitos de poca entidad cuando era menor de edad, como el robo de chatarra.

“Tenemos pruebas suficientes para vincularlo con la escena del crimen y la víctima”, declaró este miércoles Marinov en una comparecencia ante la prensa. “Encontramos rastros de ADN de la víctima en su ropa, así como su ADN en el cuerpo de la periodista”, explicó. Y añadió que encontraron pertenencias de Marinova —un pantalón y ropa interior— en la casa del supuesto autor del asesinato.

La televisión privada bTV difundió este miércoles unas imágenes de cámaras de seguridad en las que se muestra a un hombre huyendo de la zona en la que se produjo el crimen.

El sospechoso escapó el domingo hacia Alemania, cuya Justicia estudiará la petición de extradición formulada por las autoridades búlgaras.

Marinova tenía 30 años, era presentadora y directora de TVN, un canal privado local, y su asesinato se produjo después de que el 30 de septiembre dedicase una emisión a la corrupción con fondos europeos, incluido el soborno de empresarios y políticos locales. El contenido de ese programa hizo temer que la muerte violenta de Marinova se debiera a su trabajo, lo que elevó la presión internacional sobre el Gobierno búlgaro para un rápido esclarecimiento del caso.

Bulgaria se encuentra en la posición 111 de 180 países en la clasificación mundial de libertad de prensa elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF) y es, con diferencia, el país de la Unión Europea (UE) peor situado.

“En este etapa no podemos decir que el asesinato está relacionado con la vida profesional de la víctima”, aseguró a la prensa el fiscal general, Sotir Tsatsarov, aunque matizó que todavía siguen abiertas “todas las hipótesis”. Además, aseguró que ya se han presentado cargos contra el detenido por violación con uso de la fuerza y asesinato, lo que puede acarrearle hasta una pena de cadena perpetua.

Tsatsarov dijo que el detenido había bebido grandes cantidades de alcohol y que parece tratarse de un “asalto espontáneo con intenciones sexuales” realizado con un ensañamiento brutal.

Marinova hacía ejercicio en un parque a orillas del Danubio cuando fue asaltada, golpeada repetidamente en la nariz y en el rostro y arrastrada a una zona arbolada, donde fue violada de forma “extremadamente brutal y perversa”, según el fiscal general. “Siguieron más golpes: el sospechoso entrenaba boxeo. Murió por los impactos, que le causaron lesiones en el cráneo, unidos a que aspiró sangre”, explicó Tsatsarov.

El primer ministro, el populista conservador Boiko Borisov, criticó a la prensa búlgara por manchar la imagen del país al vincular la muerte de la periodista con su actividad informativa y especular con que se trataba de un asesinato por encargo. “En los últimos tres días leí muchas cosas nefastas sobre Bulgaria y ninguna de ellas era cierta”, criticó.

‘Fake news’
El jefe del Gobierno convocó además a los embajadores de los países de la UE y de Estados Unidos para expresar su asombro de que ninguno le contactase para preguntar cómo iba la investigación y creyeran lo que definió como fake news.

Los investigadores búlgaros han cuestionado desde el principio la idea de que la periodista hubiera muerto por su trabajo al no encontrar evidencias en ese sentido y recordaron que a la víctima le robaron las llaves de su coche y el móvil, así como que el asesino había dejado muchos rastros de ADN. Este martes la policía detuvo a un primer sospechoso, que fue liberado pocas horas después.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, felicitó a las autoridades búlgaras por el rápido esclarecimiento del asesinato de la periodista.

El brutal crimen generó una oleada de indignación en Bulgaria, donde muchas personas ven con frustración la corrupción rampante y muestran poca confianza en la policía y el sistema judicial, según las encuestas.